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A estas alturas es preciso comenzar a pensar que el lugar más obvio es “el más seguro”, no aplica en internet y menos para quienes andan en la búsqueda de cuentas de mail robadas para utilizarlas en transacciones que acaban siendo en perjuicio del propietario original.

De acuerdo al índice de precios de la dark web de 2021, del sitio de investigación de ciberseguridad Privacy Affairs, el tema es más que preocupante ya que este año se han registrado más apropiaciones que nunca antes.

El informe, que no solo cala hondo en el universo de las cuentas de mail robadas, sino en todos servicios digitales, resulta de una investigación por lo más vulnerable de Internet en pos de averiguar cuánto están pagando los piratas informáticos por cuentas online, tarjetas de crédito y más.

Desde el 9 de mayo de 2021, de acuerdo al estudio, los compradores de la dark web gastaron en promedio, 25 dólares estadounidenses en tarjetas Mastercard o Visa clonadas con PIN, 35 dólares estadounidenses en tarjetas de crédito American Express clonadas con PIN.

Otro de los “costos” abonados por los piratas por cuentas de mail robadas, alcanza a 40 dólares para inicios de sesión en banca online con un mínimo de 100 dólares en ellas y 120 para inicios de sesión en cuentas con un saldo mínimo de 2,000 dólares.

No solo cuentas de mail robadas

Las cuentas de Instagram pirateadas cuestan en promedio 45 dólares, mientras que las cuentas de Facebook y Twitter se venden por 65 y 35 respectivamente.

En particular, explica Privacy Affairs, los piratas informáticos están pagando más en promedio por las cuentas de mail (en especial de Gmail), a razón de 80 dólares cada una.

Para aquellos que usan Adobe Creative Cloud como parte de sus actividades diarias, es necesario mantener las cuentas seguras, ya que de acuerdo a la lista del reporte, los piratas pagan alrededor de 160 dólares para obtener acceso a una durante un año completo.

Teniendo en cuenta esto de los mail o accesos digitales tan vulnerables hoy día, es posible que piense un poco más antes de compartir su acceso a Netflix de manera generosa: las cuentas del gigante del streaming con suscripciones de un año cuestan 44 dólares.

El índice de precios de la dark web no solo incluye costo de cuentas de mail robadas, sino todo un crisol de servicios electrónicos como los ejemplo el caso de los accesos de PayPal hackeados con saldos de hasta 3,000 dólares, que se venden por 340 dólares.

En el caso de una cuenta de TransferGo hackeada, el índice arroja un valor de 510 dólares que es ampliamente superado por las cuentas de criptomonedas online, que en el caso de Coinbase alcanza hasta los 610 dólares.

Para los que usan eBay, un acceso de usuario con buena reputación puede llegar a costar 1,000 dólares aunque los que más cotizan son los documentos físicos como pasaportes, green cards apócrifas que parten desde los 150 dólares.

En el caso de los pasaportes holandeses o polacos, la lista revela valores de 4,000 dólares, aunque en el caso de los documentos migratorios de Malta, ascienden a 6,500.

Con la afluencia masiva de oferta, los especialistas en ciberseguridad indican que los compradores parecen estar gravitando hacia sitios más grandes y “confiables”, incluso la oferta ha proliferado tanto que están comenzando a parodiar los mercados tradicionales con con ofrecimientos como “¡compre 2 tarjetas de crédito clonadas y obtenga 1 gratis!” por ejemplo.

En este sentido, en un esfuerzo por mitigar la detección y el seguimiento por parte de las fuerzas del orden, la dark web también se está moviendo hacia una mayor seguridad en todos los aspectos.

De acuerdo a los especialistas, los mercados ya han abandonado Bitcoin (BTC) porque no es totalmente “seguro” para transacciones de este tipo, por lo tanto los proveedores exigen a los compradores que utilicen la criptomoneda Monero como pago (a través de su web se revela como imposible de rastrear) y se comuniquen solo a través del cifrado PGP.

Vale decir que el estudio fue llevado a cabo mediante el escaneo de mercados, foros y sitios web de la web oscura para crear un índice de los precios promedio sobre una gama de productos específicos.

Fuente: Forbes