A continuación, presentamos un resumen de cinco tendencias clave de seguridad digital que abarcan desde la ciberseguridad, la prevención del fraude y la gestión de riesgos.
Los consumidores quieren una experiencia digital que sea fácil, segura y sin contraseñas. Las contraseñas y los pines que hoy todavía seguimos introduciendo en el día a día, están cerca de convertirse en reliquias. A medida que los consumidores se instalan en los canales digitales para realizar operaciones bancarias, socializar, jugar o comprar, estos demandan una experiencia de usuario cada vez más sofisticada y segura. Las contraseñas han generado en los consumidores una falsa sensación de seguridad durante años, especialmente a medida que el número y la variedad de los smartphones desde los que se utilizan las apps se ha disparado, y cada uno de ellos requiere que se introduzca información crítica repetidamente y esta información puede ser rastreada o robada. Así, las empresas deberán demostrar a sus clientes que se toman en serio su seguridad. Los consumidores son ahora más conscientes que nunca de los riesgos que rodean su identidad, por lo que comenzarán a exigir más de las empresas con las que tratan. Para las organizaciones, una mayor seguridad es ahora una cuestión de retención de clientes, lealtad y responsabilidad social corporativa.
Los clientes van a exigir protocolos de seguridad que sean capaces de identificarles, evitando que cualquiera que pueda tener su identificación pueda hacerse pasar por ellos. Gracias a años de interacción con dispositivos inteligentes, las personas ya se sienten cómodas con opciones biométricas como la identificación de huellas dactilares o el reconocimiento facial. No obstante, la mayoría de estos métodos de autenticación no tienen ningún impacto real para detener a los estafadores. Su «valor» comienza y termina con que sean gratis y para un dispositivo concreto. Son los datos biométricos del lado del servidor, como la biometría de voz, los que tendrán impacto en la prevención del fraude y proporcionarán una experiencia gratificante a los clientes.
A medida que las organizaciones extienden el trabajo desde casa de manera indefinida , el fraude contra empleados que estén teletrabajando aumentará, pero esta metodología también puede llevar a un aumento del fraude ocupacional. Los empleados sin supervisión con acceso a Información Personal Identificable (PII) tienen una nueva oportunidad de defraudar al resto del personal y robar información valiosa. Bajo la presión cada vez mayor generada por la situación económica y social que estamos viviendo, las condiciones son adecuadas para un aumento de este tipo de fraude.
A medida que las consultas, transacciones e interacciones virtuales se convierten en la norma entre las marcas y consumidores, los canales digitales necesitarán ser tan seguros y prácticos como si de una interacción física se tratara. La atención al cliente por vídeo es una tendencia que estamos viendo emerger como respuesta al COVID-19, y la biometría de voz es un aspecto crítico de la autenticación y seguridad de los clientes.
Podemos encontrar consuelo en un 2021 que impulse una mayor seguridad digital y, por ende, tranquilidad. Las formas tradicionales de hacer las cosas, incluso las tan rudimentarias y fundamentales como las contraseñas online, ya no son suficientes. Los sistemas de seguridad biométrica basados en rasgos verificables como el escaneo de retina, las huellas dactilares y los patrones de voz reemplazarán los códigos subjetivos, que se pueden robar fácilmente y muchas veces son mal utilizados. Quienes adopten esos sistemas biométricos darán un salto cualitativo en sus protocolos de seguridad y tendrán una transición fluida hacia una presencia digital más segura.